[Zonabase.net. Rosados y celestes comparten una disputa: escapar del descenso.] El cielo ya no es celeste, 'se cae de a pocos', ni la vida es color de rosa, sino cada vez más gris. Rimenses y chalacos convergen en un clima similar, ambos comparten la tormentosa situación que atrae situarse en el vórtice del descenso.
Los malos tiempos de la misilera han despertado en su hinchada porteña una 'sentimiento gris'. La incertidumbre mancha el rosado. Llevan 'encallados', sumadas 17 fechas del torneo local, en la penúltima ubicación. Ya conocen las profundidades de la Segunda División. El 2008 les devolvió el sabor salado del mar de los lamentos, cuando ocuparon el puesto 14 en el Campeonato Descentralizado y, al igual que en 1987, se sumergieron en la zona abisal del fútbol nacional.
Pero esta tempestad asciende a través del Rimac. Los bajopontinos, por desvarios de la suerte o de los guarismos, comparten el mismo suplicio porteño. Igualan en 17 unidades, avistaron tierra victoriosa en tan solo 4 oportunidades, compartieron el botín en 5 ocaciones y -colmo de coincidencias-, ambos cayeron en combate 8 veces. Recientemente, un santo los unió en su recinto, y vaya si no causó mayor asombro, el resultado fue un empate.
Son dos grandes zambullidos en sus problemas internos. La impaciencia y la desorganización no hacen más que causar amotinados. Navegar sin rumbo definido los alejó del título nacional. Su chance es cambiar de aires. Fijar las velas y no 'ir a ciegas'. Sporting Cristal no parece tener un 'lazarillo'. Sport Boys, debe tener 'un Grau', Karla Bozzo trata aún de no 'dejar pasar al desgraciado' mal del prejuicio. Su labor es salvar un grande empequeñecido por el inmenso oceano de problemas que lo azotan. Celestes y rosados navegarán en la fase de revanchas de la Copa Movistar, con la intención de alcanzar un respiro y acceder a algún cupo de Copa Sudaméricana.
Finalmente, la tempestad cumplió su ciclo. Del río, siguió curso al puerto. La pregunta es, ¿a quién se llevará al abismo?
Los malos tiempos de la misilera han despertado en su hinchada porteña una 'sentimiento gris'. La incertidumbre mancha el rosado. Llevan 'encallados', sumadas 17 fechas del torneo local, en la penúltima ubicación. Ya conocen las profundidades de la Segunda División. El 2008 les devolvió el sabor salado del mar de los lamentos, cuando ocuparon el puesto 14 en el Campeonato Descentralizado y, al igual que en 1987, se sumergieron en la zona abisal del fútbol nacional.
Pero esta tempestad asciende a través del Rimac. Los bajopontinos, por desvarios de la suerte o de los guarismos, comparten el mismo suplicio porteño. Igualan en 17 unidades, avistaron tierra victoriosa en tan solo 4 oportunidades, compartieron el botín en 5 ocaciones y -colmo de coincidencias-, ambos cayeron en combate 8 veces. Recientemente, un santo los unió en su recinto, y vaya si no causó mayor asombro, el resultado fue un empate.
Son dos grandes zambullidos en sus problemas internos. La impaciencia y la desorganización no hacen más que causar amotinados. Navegar sin rumbo definido los alejó del título nacional. Su chance es cambiar de aires. Fijar las velas y no 'ir a ciegas'. Sporting Cristal no parece tener un 'lazarillo'. Sport Boys, debe tener 'un Grau', Karla Bozzo trata aún de no 'dejar pasar al desgraciado' mal del prejuicio. Su labor es salvar un grande empequeñecido por el inmenso oceano de problemas que lo azotan. Celestes y rosados navegarán en la fase de revanchas de la Copa Movistar, con la intención de alcanzar un respiro y acceder a algún cupo de Copa Sudaméricana.
Finalmente, la tempestad cumplió su ciclo. Del río, siguió curso al puerto. La pregunta es, ¿a quién se llevará al abismo?



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